miércoles, 3 de agosto de 2011

LA PRIMA DE RIESGO

La prima de riesgo... Hasta ahora, para mí, la prima de riesgo era mi prima Cristina que, cada vez que venía de Madrid a vernos, nos pegaba unas "galletas" que daban gusto a todos los primos... Es que siempre tuvo mucho carácter y, sin duda, más narices que todos los Alonsos juntos. Precisamente, el recuerdo más remoto que tengo de toda mi vida se lo debo a ella. Yo era un bebé y mi madre me tenía metido en el parque con una ovejita de peluche. Incauto de mí, se me ocurrió sacar los dedos entre las redes que forman los parques y, entonces, llegó mi prima de riesgo y me metió un bocado en todos los dedos que... aún me acuerdo. Sin duda, el recuerdo más antiguo que guarda mi mente. De hecho, me acuerdo que mi tía Isabel le regañó bastante mientras que yo lloraba con una boca que me llegaba de oreja a oreja... Bueno, dicho esto, tengo que decir que a mi prima de riesgo la quiero un montón y tiene el honor de compartir conmigo el recuerdo más antiguo que habita en mi cabeza. Sin embargo, la prima de riesgo ahora es otra bien distinta. Incluso, no sé ni quién es, aunque tengo la impresión de que, como la cosa siga así, nos vamos a acordar bastante... Esta no muerde. Más bien, asesina economías. Si no, que se lo digan a Irlanda, Grecia o Portugal. Claro, el problema es que nos movemos en términos tremendamente abstractos. Estoy convencido de que la mayoría no sabemos explicar ¿qué es la prima de riesgo? o, simplemente diríamos: "Eso que sale en la tele". El problema radica en que, cuando se machaca una economía (como trata de hacer la dichosa prima), las consecuencias suelen ser muy terrenales, como bajadas de sueldo, paralización de las inversiones en infraestructras, congelación de las pensiones y, en definitiva, las "arcas públicas" sin un céntimo. Claro, la prima de riesgo es ahora la "espada" de los mercados o, dicho de otra manera, el arma con la que nos atacan. Pero, quiénes son los mercados... Pues, si no sabemos lo que es la prima de riesgo que es con la que nos pinchan... Imagínate los mercados... Al parecer, los mercados somos todos (como Hacienda), lo que ya causa, a priori, mal rollo. Los que tienen plazos fijos, los que tienen planes de pensiones y (aquí estoy yo) los que tenemos hipotecas. De ahí que, si nos mosqueáramos, podríamos pensar que se puede fastidiar a los mercados quitándoles todo eso. Ni planes de pensiones, ni plazo fijo, ni fondos de inversión ni ná de ná... En cambio, el problema radica en que, entonces, los mercados se pillan un mosqueo de la hostia porque piensan que se mueren y se acaba eso de prestar dinero a las empresas y a nosotros mismos, por lo que, sin euros, no hay inversión ni consumo... Y, consecuentemente, no hay empleo. Por ello, simplemente, me siento como un melón dentro de los mercados. Ahí estoy, pero sin hacer nada. Por el momento, me parece muy buena la postura que ha adoptado la Unión Europea, aunque algo machista... Todos los países se basan en un lema tan primario como el que rige el que dice: "Lo que diga la rubia", que es la alemana (y no me refiero a la cerveza). Que hay que rescatar, pues se rescata... Que no, pues no. Qué te atacan los mercados, pues te chinchas. Que no te atacan, pues ya te atacarán. Ahora, nos atacan a España y a Italia. Y yo no sé qué hacer. A lo más que puedo llegar es a cabrearme con el cajero porque en el banco ya ni me atienden personas, que tampoco tienen culpa de lo que hicieran los mercados. De hecho, ya se han encargado de que muchos de estos trabajadores ya no estén. Ayer, leí en El País que Zapatero había retrasado sus vacaciones. En cambio, El Mundo (creo o ABC, no estoy seguro) decía que sí estaba... Entonces, uno piensa... ¿Está o no está? ¿Está de vacaciones, pero no se baña? (Así como castigado). En fin, habrá que esperar, pero me da a mí que un restregón nos llevaremos. Ah, la foto es del perro de Scottex, el que lleva el papel higiénico, aunque está un poco crecido... Por si pronto lo necesitamos.

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